
El instructor, es increíble. Tiene tanta paciencia con nosotros que somos personas mayores y con dificultades. Ignacio, así se llama este ángel que Dios puso en nuestro camino para llenarnos de cariño, de infundirnos confianza y de estimularnos con cada pequeño pero gran logro para nuestra calidad de vida.

En la imagen, haciendo ejercicios para fortalecer las piernas. En segundo plano se puede observar a las chicas que ya están en un nivel más adelantado.

Ignacio, trabajando con una señora de 90 años.